Producimos nuestro primer kilo
de pasta fresca en octubre del 1990.
En ese momento en España había muy
pocos restaurantes italianos y en la Comunidad de Madrid había menos de 10.
Fuimos pioneros en la
producción de pasta fresca, puesto que casi nadie sabía lo que era eso.
Desde el principio nos centramos
en la hostelería, entendiendo que no había mejor manera de dar a conocer
nuestro producto, que a través de los profesionales de la cocina italiana.
Gracias a esta elección, hemos
conseguido entender, compartir y ayudar a solucionar
muchos de los problemas que viven los restauradores en su día a día y establecer
con ellos una relación duradera, basada en la confianza mutua.
De hecho, damos las gracias a
nuestros clientes porque nunca nos olvidamos de que, sin ellos,
nuestra empresa ni existiría, ni tendría razón de ser.
Hoy, como el primer día, seguimos
con el mismo entusiasmo y con la misma ilusión de ser para
nuestros clientes algo más que un simple proveedor.
Nuestro constante objetivo es adelantarnos
en la identificación de los problemas que se viven en la hostelería y
desarrollar productos que contribuyan a la solución de los mismos.
